Mejillones al gorgonzola

Hoy os voy a enseñar a preparar un plato con un producto barato, muy sabroso y adictivo. Vamos a preparar un molusco con una salsa que puede que creáis que no le pega mucho, pero que sin embargo hacen un matrimonio perfecto, atentos todos porque vamos a cocinar unos mejillones al gorgonzola.

A la hora de comprar los mejillones, debemos asegurarnos de que están vivos, bien frescos y sanos. Encerrados en sacas perfectamente etiquetadas y controladas. Si a la menor presión de los dedos, observamos que su músculo no se contrae y las conchas permanecen abiertas, es mejor desecharlos y no arriesgarnos. Si no los vamos a consumir en el día, los mejillones vivos pueden aguantar hasta una semana en el frigorífico envueltos en un paño mojado. Muy importante, limpiarlos a conciencia, bajo el chorro de agua fría. Esto se hace rascándolos exteriormente con ayuda de un cuchillo y eliminando de un golpe certero y fuerte las barbas que sobresalen de entre sus conchas, siempre, y esto es fundamental, empujando hacia la parte en punta, para no rasgar las carnes. Es uno de los alimentos más versátiles, así que hay infinidad de productos que le van de perlas: el chorizo o la chistorra por ejemplo, la nata, el azafrán, la albahaca, la leche de coco, el txakoli y por supuesto, el tomate, el apio en rama, las anchoas en salazón, el limón… Es un producto facilísimo de combinar… Si no lo encontramos, podemos sustituir el gorgonzola por otro queso azul, por supuesto. Existen muchas variedades nacionales e internacionales igualmente deliciosas, el Valdeon por ejemplo, el Cabrales, el Roquefort, el Stilton… Deciros que en el País Vasco, por cierto, también se están haciendo unos quesos azules fantásticos, con cualquiera de ellos vamos sobre seguro. Si queremos que la receta sea también para niños, podemos sustituir el Martini, por ejemplo, por zumo de uva, esto hará las veces del Martini y con 0% alcohol.

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